jueves, 12 de noviembre de 2009

Cómo sé si mi hijo es hiperactivo: diagnóstico hecho en casa

Cómo sé si mi hijo es hiperactivo: diagnóstico hecho en casa

Hoy día pocos niños movidos o distraídos se libran de que les etiqueten con el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad y les pongan inmediatamente una pastilla en la boca. Olvidamos que niños movidos, pequeños diablillos que no paran quietos, que ciertamente agotan con solo mirarlos, los ha habido siempre.

Entonces, ¿cómo saber si mi hijo es "un diablillo" o realmente sufre el TDAH? ¿Hay alguna manera de que los padres detecten en casa si realmente hay motivos para acudir a un especialista o si solo se trata de una faceta más de la personalidad de su hijo? ¿Cuándo hay que preocuparse seriamente y sospechar que estamos ante un trastorno de comportamiento?

Criterios clínicos para hacer el diagnóstico

El TDAH se caracteriza, en general, por un cuadro clínico en el que descuellan la conducta de desatención y la hiperactividad-impulsividad. En algunos casos predomina más la falta de atención, mientras que en otros es más evidente la precipitación impulsiva en sus intervenciones o bien el exceso de movimientos. Pero veamos cuales son los criterios que nos guían a los especialistas para sentar el diagnóstico de TDAH:

Desatención

  • No presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
  • Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas.
  • Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
  • No sigue las instrucciones, no finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones en el centro de trabajo (no se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender las instrucciones).
  • Tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
  • Evita, le disgusta o se muestra reacio en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos).
  • Extravía objetos necesarios para realizar tareas u otras actividades (por ejemplo, ejercicios escolares, libros o herramientas).
  • Le distraen fácilmente estímulos irrelevantes ("se distrae con el vuelo de una mosca", dicen padres y maestros).
  • Es descuidado en las actividades diarias.

Hiperactividad

  • Mueve en exceso manos o pies, o se mueve en su asiento.
  • Abandona su asiento en las clases o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado.
  • Corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos subjetivos de inquietud).
  • Tiene dificultades para dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
  • "Está en marcha" o suele actuar como si tuviera un motor.
  • Habla en exceso.

Impulsividad

  • Precipita respuestas antes de que le hayan completado las preguntas.
  • Tiene dificultades para guardar turno.
  • Interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (por ejemplo, se entromete en conversaciones ajenas).

El requisito fundamental de este criterio es que el niño tiene que presentar seis o más síntomas de desatención, o seis o más síntomas de hiperactividad-impulsividad, y todos estos síntomas han de estar presentes al menos durante un plazo de seis meses.
Y para acabar de ratificar el diagnóstico de TDAH existe una condición fundamental: tiene que haber una perturbación o deterioro evidente en el funcionamiento social, académico y ocupacional del niño y del adolescente. En otras palabras: para ser un TDAH es necesario que esta sintomatología altere sustancialmente su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario